y es que a esta tía le encanta traer animales a la casa, pero los atiende una semana y luego los olvida, los desatiende.
el hamster, o como le decíamos de cariño "la rata esa," estaba enorme ya, y los cojones hinchados, ya tenía edad para follar. el caso es que la rata se salió por la ranura de la bandejita y wawawá, hoy le vi en el techo con rastros secos de baba canidácea en la espalda, igual que aquellos gatos, ni mó.
lo único que me resta decir, a manera de epitafio, si el sucio recibiere cristiana sepultura, sería:
estaba todo gordo y todo pendejo.
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